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Península de Hualpén

Decretos: 
Decreto Nº 556 (1976)
DECLARA SANTUARIOS DE LA NATURALEZA
Localización: 
Biobío, Concepción, Hualpén
Categoría: 
Santuarios de la Naturaleza
Tipología: 
  • Paisaje

El Santuario de la Naturaleza de la Península de Hualpén es un área representativa del llamado Bosque Caducifolio de Concepción (Rodolfo Gajardo, 1994) que comprende una superficie de 2.662 ha. que abarcan toda la península.

En su interior, colindante con la desembocadura del río Biobío, está ubicado el Parque y Museo Pedro del Río Zañartu, con una superficie de 552 ha., donde se busca salvaguardar el patrimonio natural y cultural de la ciudad de Concepción de comienzos del siglo XX. El resto del santuario está compuesto por propiedades privadas como los fundos de Hualpén, Santa Eloísa, Las Escaleras, Chome, Perone, Ramuntcho y Lenga. La única propiedad fiscal es la administrada por la Armada de Chile en el sector del Faro Punta Hualpén. El área se caracteriza por tener un sector de terrazas de topografía plana a ondulada entre la bahía de San Vicente y la boca norte de la desembocadura del río Bío-Bío con algunos cerros como el del Conejo (53 m.s.n.m.) y Teltrén (144 m.s.n.m.). Hacia el noroeste se encuentran las formaciones montañosas de las Tetas Norte y Sur que alcanzan 238 m.s.n.m. y 247 m.s.n.m., respectivamente. Dentro de la red hidrográfica de la zona se distinguen el río Lenga, que desemboca en la bahía de San Vicente y la Laguna Verde, pequeño cuerpo de agua delimitada por tres laderas empinadas boscosas y un sector de poca inclinación sujeto a inundaciones estacionales. Posee además dos quebradas que originan pequeños esteros de agua dulce que desaguan en el mar. El recurso hídrico más importante corresponde al Océano Pacífico, siendo los otros cursos mayores el canal Lenga y la desembocadura del río Biobío. En la vegetación de la península de Hualpén coexisten elementos de comunidades de matorral costero arborescente de la zona mesomórfica y bosque de la zona hidromórfica. Hacia el área noroeste de la península, entre el sector de las Tetas del Bío-Bío y el litoral, se encuentra un matorral muy abierto y pastizales. Sólo en quebradas es posible encontrar árboles con algún desarrollo. En cuanto a la exclusividad del área de la Península, el principal elemento que se encuentra es la presencia de flora endémica como Queule (Gomortega Keule) y Pitao (Pitavia punctata).

En la formación boscosa, el estrato arbóreo oscila alrededor de los 20 metros y en él predomina el peumo (Cryptocaria alba), siendo especies subdominantes el boldo (Peumus boldus), el olivillo (Aextoxicon punctatum) y otras especies escasas como el huillipatagua (Citronella mucronata), el ulmo (Eucryphia cordifolia), el litre (Lithraea caustica) y el canelo (Drimys winteri). En los estratos intermedios se encuentre en forma abundante pitra (Myrceugenia planipes), acompañada por murga negra (Rhamnus difusus) y arrayán macho (Rhaphithamnus spinosus).

Los estratos herbáceos presentan diversidad florística como Cassia stipulacea, Chiropetalum tricuspidatum, Francoa appendiculata, Sanicula crassicaulis y Blechnum hastatum, como las más abundantes. Las lianas y epifitas son típicas en este tipo de bosque costero, encontrándose entre las primeras Coguil (Lardizabala biternata), voqui colorado (Cissus striata), voqui blanco (Proustia pyrifolia), pilpilvoqui (Boquila trifoliata), copihue (Lapageria rosea). Elementos destacables por su rareza son también las cuatro especies de orquídeas y la flor de la araña (Arachnitis uniflora), especie saprófita que habita exclusivamente este bosque. En la playa submareal de Caleta Lenga existe un relicto de pradera natural del alga pelillo (Glacilaria chilensis) que ha sido sometido a actividades de manejo. En las formaciones de matorral encontramos maqui (Aristotelia chilensis), Cassia stipulacea, Quila (Chusquea quila) y otras.

La tala del bosque en los sectores más planos por el uso ganadero habría originado la pradera compuestas por gramíneas. Los acantilados y roquerios del Santuario permiten la nidificación de especies de aves marinas y migratorias, como así también se han encontrado diversas de especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces (Quezada, 1977). La existencia de una importante biodiversidad con la presencia de mamíferos como monito del monte (Dromiciops australis), murciélago orejón (Lasiurus borealis), murciélago blanco (Lasirius cinereus), murciélago rojo (lasiurus borealis), murciélago coludo (Tadanida brasiliensis). Los cánidos están representados por el zorro chilla (Canis griseus), en cuanto a los octodontodos exóticos hay liebres (Lepus europaus) y conejos (Oryctolagus cuniculus); en tanto la presencia de roedores nativos se centra en las poblaciones de ratoncito oliváceo (Akodon olivaceus), coipo (Myocastor coypus), laucha de los espinos (Oryzomys longicaudatus). Existe abundancia de ratones aloctonos como rata parda (Rattus novergicus) y rata negra (Rattus rattus), pues son parte de la cadena trófica del lugar. Las aves asociadas a la marisma corresponden a yeco (Phalacrocorax olivaceus), garza cuca (Ardea cocoi), garza grande (Casmerodius albus), garza chica (Egretha thula), pato gargantillo (Anas bahemensis), cisne de cuello negro (Cygnus melancoryphus), entre los catartidos hay Jote de cabeza negra (Coragyps atratus), jote de cabeza colorada (Cathartes aura), los reptiles con los ofidios Tachymenis chilensis, Philodryas chamissonis y las lagartijas Liolaemus chilensis y Liolaemus tenuis, son los más representativos de este Santuario. En cuanto a los anfibios la presencia de Eupsophus taeniatus, Eupsophus rosseus, Pleurodema thaul y como especie notable Caudiverbera caudiverbera, las encontramos en los ambientes pantanosos de esta área. Por último, los ambientes de agua dulce permiten la presencia de gambusia (Gambusia affinis) y carpa (Cyprimus carpio). Este Santuario es un ecosistema lacustre y de pantano de alta fragilidad, que presenta especies con problemas de conservación como es el cisne de cuello negro y el cuervo del pantano, especialmente por la presión ejercida por la extracción de totora, la caza y pesca furtiva. Esta área debe soportar además una carga de construcciones de todo tipo, no planificado y sin control de uso, especialmente en la falta de manejo adecuado de los residuos sólidos y líquidos que vierten las pesqueras, conserveras y casa habitaciones de la península, sin contar con los contaminantes que desemboca el río Lenga.