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Dr. Salvador AllenDe Gossens

  • Imagen del monumento Dr. Salvador AllenDe Gossens
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  • Imagen del monumento Dr. Salvador AllenDe Gossens
  • Imagen del monumento Dr. Salvador AllenDe Gossens
Dedicado A: 
Salvador Allende Gossens
Localización: 
Tarapacá, Iquique, Iquique
Dirección: 
Plaza Salvador Allende, Av. Salvador Allende esquina Elías Lafferte
Referencia Localización: 
Plaza Salvador Allende, Av. Salvador Allende esquina Elías Lafferte
Categoría: 
Monumentos Públicos
Tipología: 
  • Busto
Mandante: 
I. municipalidad de Iquique

Este monumento se encuentra en la Plaza Salvador Allende, ubicada en el triángulo que forma la intersección de las calles José Joaquín Pérez, Elías Lafferte y la avenida Salvador Allende, en la ciudad de Iquique. Consiste en un busto de hormigón revestido sobre una base escalonada de concreto pintada de celeste, con una placa de metal que señala el mandato de la Ilustre Municipalidad de Iquique para la construcción de la plaza y monumento. Conmemora al presidente socialista que entre 1970 y 1973 lideró el proyecto de la Unidad Popular, y que pretendió un proceso de transición democrático hacia el socialismo. Salvador Allende nació en Valparaíso en 1908, en el seno de una familia acomodada. Su padre fue un abogado masón y destacado militante radical. Salvador ingresó a la escuela de medicina de la Universidad de Chile, donde se tituló de médico cirujano con una tesis sobre higiene mental y delincuencia, por la que fue acusado de antisemita. Militante fundador del Partido Socialista, fue diputado por Valparaíso hacia fines de los ’30, ministro de Salud de Pedro Aguirre Cerda y cuatro veces senador de la República. Tras varios intentos por llegar a la presidencia, finalmente es electo por mayoría relativa en 1970, derrotando al candidato democristiano Radomiro Tomic y al conservador Jorge Alessandri. Para impedir su gobierno, la CIA junto a los sectores más anticomunistas de las fuerzas armadas y de los gremios chilenos, activan un soterrado boicot contra la Unidad Popular, que se materializa en atentados, huelgas, propaganda y desabastecimiento económico. A pesar de la férrea oposición, Allende tuvo un creciente apoyo popular, basado en las organizaciones de base y los partidos políticos.

En los tres años de gobierno de la Unidad Popular, se extendió la reforma agraria, se nacionalizó la gran minería del cobre, y áreas económicas fundamentales como la banca y una parte importante de la industria pasaron a la administración estatal, bajo control de los trabajadores. Fracasados los medios institucionales para derrocar al gobierno, la oposición optó por el golpe. La mañana del 11 de septiembre de 1973, la Armada chilena ocupa Valparaíso, el Ejército ataca La Moneda, ministerios y fábricas. La fuerza aérea bombardea el palacio de gobierno, la casa presidencial de Tomás Moro y antenas de radios de posición constitucionalista. Allende resiste simbólicamente el golpe junto a su grupo más cercano, repeliendo el asalto militar con escaso armamento. El célebre discurso final lo da por vía telefónica durante el bombardeo, momento que lo inmortaliza en la historia de la humanidad, antes de darse muerte con el fusil que le regalara Fidel Castro en su visita a Chile en 1971. El golpe de Estado de 1973 inauguró un período represivo sin antecedentes en nuestro país. Habida cuenta de la robusta organización popular en el seno de los partidos tradicionales de izquierda, al momen to de derrocar al gobierno de la Unidad Popular, los militares de las tres ramas castrenses más las fuerzas de orden desataron una represión sistemática sobre estos sectores, caracterizada por la prisión política, la tortura, las ejecuciones y la desaparición de los cuerpos; todo esto en el marco de la doctrina de seguridad nacional con que la CIA educó a las fuerzas armadas de los países latinoamericanos durante los años ’60, ’70 y ’80. Según los informes Rettig (1990) y Valech (2003, 2010), entre los años 1973 y 1990, los agentes del Estado chileno asesinaron o hicieron desaparecer a más de 3 mil personas, y sometieron a prisión política y torturas a 40 mil. Si bien estas acciones fueron producto de una doctrina sistemática de las fuerzas armadas, hubo dos organismos legales encargados de la represión: la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, que operó entre 1973 y 1977, y la Central Nacional de Informaciones, vigente entre 1977 y 1990.