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Isla de Los Muertos

Localización: 
Aisén del Gral. Carlos Ibáñez del Campo, Capitán Prat, Tortel
Referencia Localización: 
Delta del río Baker, cerca de Tortel
Categoría: 
Monumentos Históricos
Tipología: 
  • Inmueble
  • Equipamiento
  • Funerario

A tres kilómetros de Caleta Tortel, en la desembocadura del río Baker, se ubican las 39 hectáreas correspondientes a la Isla de los Muertos. La Isla es parte de una serie de fiordos y canales, entre Campo de Hielo Norte y Sur. Aquí se genera un ecosistema muy poco común correspondiente a tres biomas terrestres: coigüe mixto (Monte Arbóreo Perennifolio), ñire (Bioma Arbóreo Caducifolio) y mallín (Bioma Herbáceo Estepario), junto a una variada fauna propia y bancos de dos especies de moluscos de agua dulce en peligro de extinción, Diplodon diplodon y Chilina, lo que le otorga al lugar un alto interés científico. Este territorio recién en 1898 fue explorado por el geógrafo Hans Steffen. Pocos años después, entre los años 1904 y 1908 se establece la Sociedad Explotadora del Baker en el sector denominado Bajo Pisagua, con fines forestales. Sus trabajadores fueron los primeros colonos que paulatinamente fueron habitando las cuencas de los ríos Baker, Bravo y Pascua, del Lago Vargas y de los ventisqueros Montt y Steffen. La Isla de los Muertos corresponde al sitio más antiguo con construcciones occidentales en la Región de Aysén. En su superficie de aproximadamente 248 m² se encuentran 33 cruces de madera, que serían vestigios de una serie de tumbas individuales que datan de 1906. Los nichos corresponderían a los cuerpos de unos 120 trabajadores de la Compañía Explotadora del Baker. Si bien no hay una versión oficial del motivo de las defunciones, existen diversas teorías. La primera y más conocida es que fueron defunciones causadas por la epidemia de escorbuto. Otra conjetura señala que fue producto de un envenenamiento accidental por ingesta con harina contaminada con antisárnico. Por último, también existe la hipótesis de muerte intencional, a manos de la propia Compañía con el fin de no cancelar los sueldos a los trabajadores. Tal enigma le ha otorgado un carácter intrigante y místico a la isla. Es más, cuando un equipo de arqueólogos exhumó una de las tumbas en 1998, no se encontraron osamentas como para corroborar alguna teoría, dada la humedad u acidez del suelo. Pese a tal desconocimiento, desde el año 2001 este lugar fue protegido como Monumento Nacional. Tal condición, junto a la apertura de la Carretera Austral, han potenciado a la isla como un atractivo turístico, atrayendo anualmente a más de 3.500 turistas. Esta situación ha obligado a realizar una serie de iniciativas para evitar su deterioro natural y mejorar las instalaciones para los visitantes. Actualmente se busca proteger a la isla de la erosión que le causa el caudaloso río Baker, restaurar el cementerio y sus tumbas, y construir un nuevo embarcadero, que considera un circuito de pasarelas de 1.200 metros de recorrido.