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Iglesia y convento del Buen Pastor

Localización: 
Metropolitana de Santiago, Santiago, Independencia
Dirección: 
Calle Rivera 2003
Categoría: 
Monumentos Históricos
Tipología: 
  • Inmueble
  • Equipamiento
  • Religioso / Ceremonial

La Iglesia y Convento del Buen Pastor forman parte de un conjunto religioso católico ubicado en la ciudad de Santiago, en la comuna de Independencia, en la calle Rivera N° 2003, en la esquina con la avenida Fermín Vivaceta. La Congregación de las Hermanas del Buen Pastor llegó a en mayo 1855 procedente desde Francia, con la misión de acoger y ayudar a niñas y jóvenes en estado de desamparo, para poder rehabilitarlas. En primera instancia llegaron en la ciudad de San Felipe, después de lo cual arribaron a Santiago para establecerse en unos terrenos que les concedió el monasterio del Carmen de San Rafael, en donde se encuentran sus históricas instalaciones hasta hoy. Ahí edificaron su iglesia y monasterio, con la ayuda caritativa de la Sociedad de Beneficencia de Señoras y sobre todo de la Familia Fernández Concha, pues fue Rosa Concha de Fernández quien participó más activamente en la resolución de los problemas que surgieron durante la obra. Así, los escritos de la época señalan que la fiesta de inauguración del convento fue de lo más suntuosa, contando con la presencia de lo más granado de la aristocracia santiaguina de aquel tiempo. El diseño de la Iglesia fue encomendado al arquitecto italiano Eusebio Chelli, quien había venido a Chile para construir la iglesia de Los Dominicos.

La edificación del templo se inició en el año 1862, para ser finalizada en 1871, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Por entonces, la congregación comenzó a sufrir de un considerable descrédito y desórdenes internos, debido a la presencia de casos de lo que se comenzaba a dar a conocer como trastornos psíquicos de histeria entre algunas de sus internas. Producto de esto, la congregación suspendió temporalmente el ingreso al noviciado, hasta que Josefa Fernández Concha acabó por ser elegida Superiora y con su labor, logró reordenar las labores del noviciado, abriendo nuevas casas de acogida en Chile y Latinoamérica. Por este trabajo, Josefa Fernández Concha hoy se encuentra en proceso de beatificación. El templo fue edificado en planta de cruz latina, en estilo neoclásico apreciable particularmente en su fachada. Levantada con muros de adobe perimetrales, en su pórtico se pueden observar cuatro columnas con capitel jónico y decorado con festones y guirnaldas, sobre las cuales descansa un arquitrabe con cuatro platabandas y encima un friso decorado con guirnaldas e imágenes angelicales, símbolos de los cuatro evangelistas y en el centro la imagen del cordero. Lo corona el frontón triangular adornado con diversos motivos religiosos. Posee dos torres construidas en madera con un largo chapitel que indica alguna influencia neogótica, si bien las torres están decoradas con columnas, cornisas y elementos moldurados claramente asociados al neoclasicismo. En su interior se observan las tres naves paralelas entre sí, la central más alta rematada en una bóveda de cañón rebajado, mientras que las laterales, más bajas, poseen un techo adintelado.

La central llega al presbiterio, cruzándose con el transepto, formando dos grandes arcos de medio punto. La separación de las naves la realizan columnas acanaladas que sostienen arcos de medio punto, rematando en un claristorio con ventanales octogonales. El crucero es coronado por un cimborrio octogonal con ventanales que sostiene una cúpula. El presbiterio posee una altura diferente, un nivel más alto que las naves. El transepto fue edificado con techo con vigas a la vista y con un tejado a dos aguas, mientras que sus muros poseen sencillas ventanas molduradas rematadas en arcos de medio punto. La cabecera del templo mantiene los aspectos estéticos del transepto, con la diferencia del techo, que es adintelado, no mostrando su estructura. El paso del tiempo afectó considerablemente el estado del Convento y la Iglesia del Buen Pastor, razón por la que en 1972 las religiosas decidieron trasladarse a Puente Alto, entregando las instalaciones en comodato a Carabineros de Chile. Pese a que ese mismo año el establecimiento fue declarado Monumento Histórico, la falta de recursos dejó a este templo en estado de abandono durante largos años, siendo objeto de robos y del progresivo deterioro. Ya en 1982, las dependencias fueron donadas a la Fundación Las Rosas, la que se hizo cargo de la restauración de la Iglesia y el Convento. El terremoto del año 2010 dejó este templo con serios daños, por lo que tuvo que ser restaurada en los años posteriores, luego de lo cual retomó su funcionamiento.